Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://fayavvq710753.glifeblog.com/37238030/la-verdad-detrás-del-cabezazo-de-zidane